El
fútbol como cualquier otra actividad de la vida, transcurre sin darte cuenta que lo que haces dejara o no
una marca en la trayectoria de tu vida. Cuando iniciaba (lo describí en la
primera nota) jamás pensaba que la selección de Venezuela, pudiera llegar a las
instancia donde se encuentra actualmente. Pero esta introducción da para
reconocer a las personas que de una u otra forma son olvidadas o no le han dado
el reconocimiento que se merecen o merecieron, en este medio tan ¨competitivo¨ y mezquino,
que sin duda para mí son parte integral de este mundo.
En
esos días previos a la Quinta Claret, me encontré con una persona que en mi
época de jugador en la UCV, lo conocí y a quien le debo también parte de
conocimientos que hoy día tengo en mi vida: como es el manejo de la utilería de
una selección, también en la parte de kinesiología o masajes, etc. Luis
Solórzano conocido en nuestro futbol como
“Yenny”, con temor a equivocarme, es para mí una de los hombres que
mejor le pegaba la pelota, dominaba el balón con destreza, tenía dotes de
entrenador, pero existía algo que lo
hacía pasar desapercibido. Me enseñó como armar un camerino, como limpiar los
zapatos de los jugadores…pero hay algo que me enseño que no se estudia, es como saber el estado de
ánimo o de aptitud de cada jugador ante cualquier circunstancia. Me decía “este
chamo esta cag…” o podía adelantarse a decirme
“napo, este jugador va a llegar lejos” y se lo demostraba dándole
consejos a diarios. Un día me dijo: “napo hoy nació mi hija, mi esposa dice que
le ponga el nombre yo, ¿Qué hago?” - “No se”- le dije inmediatamente, “pero hoy
ya nos vamos para Chile”,(era mi primera
a la Copa América 1991), “así que no se te ocurra decirme que vas a Caracas” le
dije, el me contesto al instante: “ya se, se llamara América y tu serás el
padrino” “Este es Yenny” dije yo. Gran
hombre, que dejo huellas en muchos jugadores, en dirigentes etc. ¿Donde estará?
Cuando le han hecho un reconocimiento a este personaje.
Otro
caso similar fue el del primer masajista, Manuel Loreto, el famoso “Saru” compañero inseparable de Luis Solórzano,
quien con su sabiduría en este departamento, me dio las primeras lecciones de
este difícil trabajo, pasábamos vicisitudes, recuerdo que compartíamos la
habitación los tres, utilería y medicinas que era lo único que llevábamos de
viaje, mas la parte de la coordinación, una sola habitación para todo esto. Yo podía
volver a descansar después de la 11 de la noche cuando ya se desocupaban de sus
labores y hasta la ropa sucia de los entrenamientos quedaba a un lado del baño,
emanando fuertes olores. Pero, es lo
humano que allí vivíamos compartíamos la comida, las cosas malas, algunas
buenas, las enseñanzas de personas que sin menospreciar su nivel académico, me
dejaron conocimientos enriquecedores para este futbol, que hoy valen mucho para
mí. "Saru" ¿dónde estará? ¿Qué hará? ¿Quien le habrá
hecho un reconocimiento público a este personaje? que dieron días, horas,
semanas a veces sin ninguna recompensa económica valedera o acorde del caso.
Por
eso quería aprovechar este blog para
hacerle una mención desde mi perspectiva a estos dos personajes, pero también a
otros seres que compartieron tarea como lo fueron: El Sr Romualdo Sosa +, Omar “Papito” Martínez +,
Edgard “La Gordota” García + y finalmente Luis “Coquito” Santos, hasta
hoy el único hombre que ha recogido los frutos de este cambio en el futbol venezolano,
pero aprovecho también, para agradecerles de todo corazón a todos, sin excepción y aunque ya no estén
en este plano terrenal, todo lo que me dejaron en la vida como coordinador que
me sirvió durante mis 23 años de trabajo. A todos mil gracias y el mejor
homenaje no será una placa o un gran trofeo, es la amistad sincera y el
reconocimiento público que hoy le hago a ellos y a su familia, quienes también
vivieron estos momentos dificiles de la vida sin ustedes.
Existen
más personas en este concierto que aún permanecen en el anonimato, jugadores
directivos como Michelle Tini, Alberto Colucci, entre otros. Tendremos tiempo
si dios lo permite, de seguir escribiendo esta historia.
Gracias