Históricamente
los países de Sudamérica se han caracterizado por llevar a cabo una formación de
futbolistas, para que antes de que los mismos alcancen su máximo, sean ofrecidos
en calidad de joya a los grandes equipos europeos que siempre están dispuestos
a cancelar buen dinero por los mismos.
Esto trae
consigo un fuerte debate en la gestión de jóvenes jugadores, el cual se enfoca
en la formación del talento para generar provecho a nivel deportivo en los
clubes que gestionan dicha formación, o hacerlo para sacar un provecho
netamente económico. La pregunta realmente debe ser: ¿No se pueden tomar ambas?
El apoyo al
futbolista juvenil, generado por la gestión de talento de las distintas
canteras del fútbol venezolano, debe existir. Pero igualmente se debe apoyar a
las entidades que forman a los mismos futbolistas, no solo en la formación de
capital deportivo, sino igualmente para fortalecer la calidad nacional e
internacional de la liga venezolana de fútbol. La falta de desarrollo de la
liga local ve mermada la buena participación de los equipos criollos en los
torneos continentales.
Las dificultades
económicas que sufren los equipos de fútbol venezolano, sumado a la realidad macroeconómica
venezolana que golpea el poder adquisitivo de todos (incluidas las
instituciones deportivas), no permiten que los clubes puedan hacerse de
jugadores foráneos que puedan aumentar la calidad del torneo local. La
adquisición de los mismos llevaría a un mayor roce de los jugadores (sobre todo
de los juveniles), incrementando además el interés de los ojeadores
internacionales, llevando así a un mayor talento de exportación, que
finalizaría con que las instituciones del fútbol local vean retribuida su inversión.
Pero en la
actualidad, el apoyo a los equipos del fútbol nacional no existe en este
ámbito: el control cambiario, y las complejidades generadas con las múltiples
solicitudes de los clubes al ente regulador para contar con divisas
preferenciales como si ocurre en otras ligas deportivas locales, genera que las
opciones de adquisición de futbolistas extranjeros, a pesar de generar un gran
roce deportivo para los jugadores en formación y el torneo local, traigan
consigo costos de ficha más elevados al cobrar en divisa.
Lo cierto es que
para que exista una mejora en la calidad del fútbol nacional, que derivará en
una mejora del talento deportivo de las “joyas criollas” y futuro talento a
exportar, e igualmente del interés internacional en los mismos; se debe apoyar
la gestión de las instituciones que generan el talento deportivo y gestionan
las canteras venezolanas. Un apoyo a las mismas elevará el talento del
semillero futbolístico nacional, que podrá traer consigo mayores éxitos
internacionales a los clubes criollos.
Por @J_VasquezG | Julio I. Vásquez
Por @J_VasquezG | Julio I. Vásquez